Franz Anton Maulbertsch es un hombre del siglo XVIII, nació y murió bajo el alero del Sacro Imperio Romano; un Imperio que abarcó toda Europa central rigiendo los destinos de lo que hoy es Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, Liechtenstein, Luxemburgo, Países Bajos, República Checa y Suiza, así como el este de Francia, norte de Italia y oeste de Polonia, durante casi un milenio.
El Sacro Imperio Romano desapareció de escena en 1806, cuando Napoleón (en su mejor victoria) derrotó a Francisco II en la batalla de Austerlitz.
Es importante entender los vaivenes geopolíticos, de esa Europa central del siglo XVIII, para captar el ir y venir de este olvidado pintor austriaco. Maulbertsch fue uno de los pintores más famosos durante ese periodo, vivió y gozó la fama en vida, por lo que cuesta entender el olvido posterior.
Fue un pintor de Frescos en los enormes techos de Palacios, Iglesias y Monasterios en esa Europa central que era su casa.
El repartir su obra a través de varios países como Hungría, Austria o Eslovaquia, y que esta sea hecha en zonas lejos de las grandes urbes, quizás explique el no reconocimiento posterior. Si se puede explicar de alguna manera este desconocimiento del hombre y su obra.
Hoy la critica especializada, compara su trabajo con el del veneciano Giovanni Battista Tiepolo (1696-1770), a modo de elogio y reconocimiento. Esta comparación la encuentro absurda y desmerecedora. Tiepolo es el más importante pintor del Rococó italiano y es considerado el último gran pintor del barroco, por haber muerto en 1770.
Los críticos tienden a olvidar que Maulbertsch murió tres décadas después que Tiepolo, como olvidan argumentar que la obra del austriaco tiene más “Luz” y vida que la de muchos de sus contemporáneos.
La misma crítica tiende a catalogar a Maulbertsch como pintor Rococó. Rococó es la unión de las palabras, en francés, roca y concha; fue la manera de adjetivar las pinturas “de gusto moderno” durante el siglo XVIII de una manera peyorativa. De la misma forma la palabra Barroco se usaba para clasificar un estilo recargado y desmesurado, antes que el historiador y crítico de arte suizo Jacob Burckhardt revalorizara la palabra a fines del siglo XIX.
Esta “Luz” la veo dentro de los estilos Barroco y Clasicista más que Rococó. Quizás la obra de Maulbertsch se asocia al Rococó por época y por la claridad de su paleta, dado que los pintores Barrocos utilizaron más el claroscuro. Su temática es mayormente religiosa, todo lo contrario al estilo Rococó. Pintores Rococó son Jean-Antoine Watteau, François Boucher, Jean-Honoré Fragonard y Louise Elisabeth Vigée Le Brun.
En la última Cena, pintado en 1754, vemos un claro ejemplo de los trazos en el periodo Barroco, estas innumerables diagonales “desordenadas” crean una atmósfera agobiante que nos transmiten la imagen de una escena con hombres sentados en una mesa cargando preocupación, dolor y desesperanza en sus espaldas.
Oskar Kokoschka dijo ver en la obra de Maulbertsch: “Un color mágico ilusionista, nacido en la desatada imaginación del maestro” y señaló “Pronto me di cuenta, y quedé atrapado, por esta rebeldía del artista barroco austriaco ante la armonía formal de la pintura italiana”.
Veo en la obra de Francisco de Goya (1746-1828) una influencia de Maulbertsch en el esbozo de los rostros. Goya es considerado el precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX, con justa razón, pero no veo por qué no hablar de esos rostros y cuerpos pintados cuarenta años antes que Goya apareciera. Goya define su estilo ya entrado el siglo XIX, Maulbertsch define su estilo a mediados del siglo XVIII, un estilo que es una antesala para el Expresionismo, dos siglos después.
Lo único que se puede leer de Maulbertsch esta escrito por Thomas Dacosta Kaufmann en ingles: “Painterly Enlightenment: The Art of Franz Anton Maulbertsch, 1724-1796”. Un extracto en:
http://uncpress.unc.edu/chapters/kaufmann_painterly.html
Gracias Roy.
Exquisito…..
No conocía este autor y me he quedado impresionada.
Creo que tienes razón en cuanto a la analogía entre él y Goya, aunque creo que Maulbertsch define mucho mas que nuestro pintor.
La verdad es que a menudo la crítica toma el camino más fácil a la hora de etiquetar autores u obras, sobre todo si no tienen un rendimiento económico con el que especular… si sus obras en lugar de ser frescos fueran lienzos que pudieran subastar seguro que lo valorarían como se merece.