James Ensor es un pintor belga poco conocido para la mayoría pero muy conocido en los segmentos artísticos de comienzos de siglo XX. Tan conocido fue, que su nombre se asocia a los precursores de estilos como el expresionismo o el surrealismo.
Salió muy poco de Bélgica, incluso su ciudad natal Ostende sólo la dejó un par de años para ir a estudiar arte en Bruselas. Visitó Paris, Londres y Ámsterdam por un breve periodo; este amor a su terruño lo marginó, de cierta manera, del circuito artístico que hombres con menor talento y creatividad, que él, manejaron a la perfección. Esta puede ser una razón de su poca fama hoy.
James Ensor tuvo en “El Bosco” un referente, tanto pictórico, temático como geográfico para extraer ideas. Su tratamiento “grotesco” de los hombres de su época nos habla de esta influencia flamenca de retratar una gente amanerada, vana y algo estupida.
Su paleta agresiva y colorida es un buen ejemplo de un expresionismo que fue la antesala a estilos como el “Dadaísmo” y de cierta manera el “Surrealismo”.
James Ensor es un hombre vanguardista, un innovador en ese siglo XIX, tan lleno de ganas de cambios sociales, artísticos o políticos.
Al ser un hombre con ideas nuevas lo lleva al terreno del “escándalo” y la censura en su tiempo. La “Entrada de Cristo en Bruselas” (1888) es un claro ejemplo de esto. Rompe las clásicas reglas de perspectiva y de “buen gusto”. Nos hace pensar en un Cristo de ayer visto entrando “hoy” (entendiendo el hoy de hace cien años), de una forma moderna; sometiéndose a la descalificación de sus contemporáneos.
Gente que esconde sus rostros e identidad tras mascaras, son los personajes que se apropiaran de esta “entrada triunfal” para beneficio propio, intereses políticos y comerciales serán en definitiva los grandes beneficiados de este Cristo perdido entre la muchedumbre.
El alcalde de Bruselas esta en el extremo superior derecho, con la banda, como un claro ejemplo de un hombre tratando de girar el evento en su propio beneficio. Cristo tiene el rostro del propio artista, simbolizando esas ganas de transmitir un mensaje ante los avatares descalificadores. Este juego psicológico, trazado con una paleta colorida y ajena a restricciones nos lleva al expresionismo de comienzos de siglo XX. Ensor mantuvo el cuadro durante toda su vida y realizó modificaciones, como con la mayoría de sus obras.
Los temas religiosos de esta etapa, finales de siglo XIX, son un medio para expresar la insensibilidad humana. Única manera del artista de reflejar en su lienzo el disgusto ante las desigualdades de un mundo intolerante y elitista.
Otro medio utilizado son las mascaras y los payasos, que nos presentan los temas desde una perspectiva tragicómica para entender esos hombres de su tiempo. El estilo realista interactúa con el simbolismo, en esta alegoría “Ensoriana”, que nos lleva a ver las cosas con otra mirada, una mirada mas cotidiana y contingente, de un mundo “irreal” y “pasado”.
James Ensor, su genialidad, su atrevimiento y su vanguardismo son encerrados en el fácil calificativo de “pasado de moda” a comienzos del siglo XX. La gente olvida su obra y su talento metiéndolo rápidamente en el saco de pintor del pasado, algo increíble si pensamos que artistas como Paul Klee o Marc Chagall lo dan como referente en sus propias creaciones.
Esa crítica social, contra todos los poderes: iglesia, burguesía, militares y políticos, finalmente le pasan la cuenta. Ensor se cansa de ir contra molinos de viento como se agobia por no vender a nadie sus Obras.
Entrado el siglo XX llega la aceptación popular con reconocimientos, premios e incluso un título de Barón otorgado por el rey Alberto I de Bélgica.
La crítica especializada ve en este Ensor de siglo XX un artista sin ganas de mostrar nada nuevo, con una producción mínima y repetitiva.
Difiero de este argumento simplista y hecho por estos «jueces sabios» que no se dan el tiempo de conocer al hombre.
Para mí, James Ensor en el siglo XX, es un artista que cambia el modo de realizar y presentar sus acciones provocadoras. Pasó de ser la mano que traza los personajes a ser él mismo un personaje de su Obra.
Un hombre que recibió todos los reconocimientos para un artista que apenas pintó en ese siglo XX, es una contradicción a esa misma critica del siglo XIX que despreció su Obra. Me pregunto, quién manejo a quien?
No me cabe duda que se rió de todos hasta el final.
ecepcional
Genial un gran Pintor y gran técnica.
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Estupenda reflexión José Antonio, gracias por el aporte.
Ante todo gracias por crear un espacio de disfrute del arte. Me gusta James Ensor, su color, exuberancia, agresividad, mordacidad. Pero hecho de menos la mordacicad consigo mismo… En el autorretrato…todo el espacio ocupado por máscaras grotescas,no hay un centímetro de oxígeno, de respiro en la superficie pictórica. El pintor mira hacia atrás, marcha contracorriente. Tiene un porte aristrocrático, becqueriano, adornado por un sombrero rojo, el color de lo pasional, con plumas. Es el único rostro desnudo en todo ese esperpéntico carnaval. A contracorriente, rodeado, pero quizás también disfrazado.
Eso es el nombre de una canción, quizás te gustaria tararear algo… Tifani
no encuentro nada
Hola Lourdes,
Gracias por el comentario y por la referencia de Octavio Paz.
Saludos.
Llegué a este blog buscando a Ensor por una referencia que Octavio Paz, en su libro Sor juana, hizo sobre la pintura «la entrada de cristo en Bruselas» y realmente me fascinó… maravilloso artista… me cautivó el color, el tono burlesco carnavalero y mistico que refleja su obra… gracias por las imagenes… Lourdes.-
Estimado Armand,
Nuestros blogs se alimentan de los comentarios como de las visitas. El tuyo lo visito calladamente, como tu el mío, siempre encontrando algo interesante para leer o escuchar.
Gracias por las palabras y por animarte a escribirlas, devolveré la visita, un saludo.
Muchas gracias Gonzalo por dedicar tu tiempo a hacer esta maravilla de blog. Aunque no deje comentarios lo visito regularmente. Sigue así.
Querida Carmenchu,
Como siempre es gratificante recibir tus comentarios. Me alegro que te haya gustado Ensor; con esa frase “cuadros llenos de color”, nos abres la puerta a la emoción y el cariño como elementos para descubrir un artista sin igual.
Un millón de gracias a ti por participar.
Qué contenta me he puesto Gonzalo, cuando he visto una nuevo post tuyo…estaba emocionada cuando iba llegando…y tengo que decir que ha sido fabuloso conocer a James Ensor.
Un artista con un talento fuera de lo normal…saltándose las reglas que para eso están!!!
Así consiguió esos maravilloso cuadros llenos de color, sensaciones y espíritu de un ser humano dotado de una genialidad a prueba de siglos.
Sin duda, volveré para recrearme más, y observar cada obra como se merece…
Un millón de gracias, maestro!!!!!